El deseo es la primera semilla de la mente.
Nuestros deseos contienen el impulso evolutivo de la vida misma.
Todos los deseos se originan en el mismo sitio, en el punto donde la vida sencillamente desea expresarse a sí misma.
La semilla de un potencial sin límites reside en tu interior. Esa semilla, desarrollada en todo su esplendor, da a luz una hermosa planta y se llama deseo.
Como cualquier otra semilla, evolucionará de forma positiva en función de la tierra donde sea plantada y de los cuidados que reciba. Será influenciada por la tierra donde germine, así como por el agua que reciba, la luz de que disfrute y la pureza del aire que exista en su hábitat.
Todos disponemos de la misma buena tierra donde está plantada nuestra semilla original del deseo, a saber: nuestra mente.
Este es su jardín natural y nosotros hemos de convertirnos en los expertos jardineros que cuiden con amor, inteligencia y desapego este preciado tesoro.
¡Un momento, vuelve al párrafo anterior y léelo de nuevo, por favor!
¿Lo ves?... Has leído bien. He escrito: y desapego.
Si has pensado que cuidar un deseo con desapego es una contradicción, uno de los dos está equivocado... ¿verdad?
Como, además, habrás buscado en el diccionario la palabra en cuestión, en estos momentos ya tendrás un veredicto condenatorio sobre mi dudoso dominio del vocabulario porque, obviamente, el diccionario lo dice claramente:
“Desapego.- Falta de afecto o interés por algo o alguien.”
Luego... (estás pensando), ¿cómo se puede cuidar de un deseo con falta de interés?
En alguna de mis lecturas, me encontré con una frase que quisiera compartir contigo:
“El genio significa cambiar de forma de pensar”.
¿Significa esto (estás pensando) que, ahora, te voy a pedir que cambies?
Pues sí, deberás cambiar los pensamientos que crearon tu mundo de límites y fronteras.
Si deseas conocer prosperidad a un nivel milagroso deberás dejar atrás tus viejos modos de pensar y desarrollar un nuevo modo de imaginar lo que tú puedes experimentar en tu vida.
Aunque el problema no será nunca cómo conseguir nuevos pensamientos innovadores en tu mente, sino cómo librarte de los viejos.
Pero, si realmente quieres cambiar tus resultados, primero deberás cambiar tu pensamiento.
Sí, ya lo sé, aún a pesar de que las estadísticas dicen que lo más difícil para el ser humano es el cambio y mucho más el cambio de forma de pensar; aún a riesgo de que tu único deseo pueda ser no seguir leyendo ni una palabra más, yo te digo SI y te sugiero (en negrita para mayor énfasis) que cambies tu forma de ver las cosas y cambiarán las cosas que ves.
Aunque, también, soy consciente de que nunca podremos cambiar aquello que no veamos.
Y, la mayoría de la veces, no podemos ver porque miramos en una dirección equivocada; sí, miramos fuera de nosotros. Sin embargo, para ver más cosas fuera, tenemos que mirar dentro. Necesitamos la auto-referencia, el auto-conocimiento para alcanzar a saber que nuestra vida emana de la fuente del poder auténtico y del potencial sin límites que reside en nuestro interior.
Continurá...
Pero, si yo fuera el genio de la lámpara y te pudiera conceder un sólo deseo... ¿qué me pedirías?...
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1 comentario:
ya hemos tenido varias charlas sobre el desapego, sobre desapegarse del resultado (pero no del deseo, ni de la acción que nos conduce a su consecución) me parece que el desapego es el quid de la cuestión!!
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