“Si quieres que tus sueños se vuelvan realidad, es necesario que despiertes”.
¡Vete a un lugar donde no puedas ser molestado y exista tranquilidad, si es posible, un lugar que sea especial para ti!
Ahora, si ya estás en ese lugar...
Cierra los ojos y comienza a respirar profunda y lentamente, varias veces, profunda y lentamente, concentrándote en el sonido de tu respiración, sintiendo los latidos de tu corazón.
Mientras sigues respirando profunda y lentamente, con cada expiración, imagina que expulsas todas las tensiones de tu interior y, con cada inspiración, imagina que te llenas de vitalidad y energía positiva, sintiendo cómo todo tu ser está en paz y armonía hasta expandir tu conciencia.
Ahora, en ese estado de plenitud, ¡pide un deseo!
¿Te has parado a pensar cuántas veces has repetido esta acción (la de pedir un deseo)?.
Es muy probable que, como mínimo, ¡tantas como años tienes!. Aunque, yo, me inclino a pensar que muchas más. Sólo por celebrar cada cumpleaños y cada cambio de año, ¡ya serán el doble de tu edad!.
Si haces un ejercicio de retrospección en el tiempo, verás que has vivido otro tipo de situaciones en las que, también, has participado en la costumbre de pedir deseos.
Anota en un papel todas las veces que hayas recordado pedir deseos además de los días de cumpleaños y de cambio de año.
A continuación, de todos los deseos que hayas recordado de los últimos tres años de tu vida, anota el que recuerdes haber deseado con mayor fuerza...
Ese deseo, ¿está cumplido?...
En el caso de que no se haya cumplido, intenta averiguar por qué y anota a continuación tu conclusión.
Por ahora, dejemos esto a un lado.
¡Vaya tontería! –puedes haber pensado-. No se ha cumplido, sencillamente, porque los deseos ¡nunca se cumplen!... En realidad, el deseo –puedes seguir pensando- sólo es nuestra vocecita interior, la vocecita de nuestro niño interior, al que han mantenido distraído siempre con esto de pedir deseos y, ahora, de mayores seguimos el ritual como un hábito social para seguir la corriente y no desentonar (como tantas otras cosas que hacemos en nuestra vida cotidiana).
Ya, pero en tu fuero interno, lo creas o no, sigues probando, por si acaso...
Voy a serte muy claro:
Cuando no recibes lo que deseas, eso quiere decir que en algún rincón de ti no te permites aceptarlo.
No eres ni el primero ni el último que se niega lo bueno porque cree que no puede alcanzarlo o porque cree no merecerlo.
El poder que tenemos en nuestro interior está dispuesto a otorgarnos instantáneamente nuestros más acariciados sueños y gran abundancia. El problema radica en que cuando no estamos dispuestos a recibirlos, los deseos son devueltos al “almacén de los deseos no cumplidos”
Así que, ¡siente tu poder porque te mereces todo lo bueno, no solo algo, sino todo lo bueno!
Continuará...
Pero recuerda que:
La semilla de un potencial sin límites reside en tu interior. Esa semilla, desarrollada en todo su esplendor, da a luz una hermosa planta y se llama deseo.
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1 comentario:
el mio no se ha cumplido, pero no he perdido la fe, dicen que todo llega "en el momento oportuno"
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